Ivan Destrada, Artista Visual

Vive y Trabaja en la Ciudad de México

Acción-Instalación, un caso de Seguridad para Todos




Por: Moisés G. Nava

4 de Octubre de 2008

Aunque esta sentencia bien pudiese parecer sacada de un slogan de cualquier campaña política que promete proteger al ciudadano de una forma paternalista a cambio de su voto y su completa sumisión, en este caso refiere a un planteamiento radicalmente opuesto, pues refiere al titulo de la acción-instalación que el artista plástico Héctor Iván Delgado  presentó en el Centro Fotográfico Álvarez Bravo en la capital Oaxaqueña el jueves 4 de septiembre.




Partiendo de una instrucción en la que se invita al público a tomar un soldadito de juguete y colocarlo con un poco de plastilina en el lugar donde se considere que hace falta más seguridad, la pieza “Seguridad para todos”, se va conformando como un entramado de ocurrencias en las que de forma juguetona los participantes van encontrando un emplazamiento singular para sus comandos. En esta selección-elección se trasluce una forma de manifestación, voluntaria e involuntaria, que parte indudablemente de una reflexión sobre el espinosísimo tema de la inseguridad y la violencia institucionalizada como antídoto.



La instrucción parece sencilla sin más -permanece como texto los días siguientes a la acción, conformando una pieza a nivel de instalación-, pero en mis manos ese juguete se convirtió en un arma y decidir hacia donde apuntar con ésta no es un juego tan fácil si se toma un poco en serio, opte por hacerlo hacia el cielo, relajarme, jugar un poco con la singularidad y cotorreo de mi elección; me reconforté viendo las ocurrencias de los demás. Aunque en algún punto pudiese parecer que ese “sin más” de la acción raya meramente en una frivolidad lúdica, creo que el verdadero valor de esta radica en el acto tan sencillo de formar parte de una acción colectiva que nos lleva a pensar por un momento en lo mismo que está pensando el o la de al lado y saber que se está en el mismo terreno hombro con hombro ante una problemática común, y no en el discurso que cada participante pudiese generar, pues a fin de cuentas, la seguridad o la justicia no es un asunto de discursos singulares ni de líderes, sino de una acción conciente y colectiva.




Imagino líneas que salen de cada pequeño fusil de juguete; líneas que como cuerdas viajan en todas direcciones, se cruzan, divergen y forman una red que comunica, atrapa y protege. La seguridad es acción-comunicación y solo puede ser concebida como una red, uniendo cada punto con el de al lado hasta formar una enorme constelación. El arte deviene en el mejor pretexto para echar andar un mecanismo relacional que nos invita a reflexionar y hablar de lo que nos toca como comunidad.